#TodosSomosEsclavosDeGuerra

"¿Qué quedará de mí cuando al final me maten, sino un montón de mierda, unas gotas de sudor, las marcas de estas cuerdas sobre mis muñecas y mis tobillos? ¿Qué quedará de nosotros al final, sino es que estamos todos atados y encapuchados sin saberlo, si todos al final somos prisioneros de guerra, torturados, obligados a denunciar a nuestros compañeros, abandonados, exprimidos, muertos?" - (Cárdenas, 14, 2015)

  ¿Por qué somos esclavos de guerra?

Todos somos esclavos de guerra, prisioneros de nuestra propia mente. Nuestros carceleros son los pensamientos que rondan nuestra consciencia y cuerpo, que nos obligan a seguir vivos, a pesar de todo lo que vemos y sentimos día con día. Las marcas que llevamos en nuestra piel son invisibles, pero nos siguen aprisionando como si fueran de verdad. Están ahí, representando a la sociedad que nos mantiene cautivos, pues nos ata para seguir normas y conductas de comportamiento, alentando la pasividad de los pueblos y el silencio. Mientras tanto, nuestro subconsciente se transforma en las sombras que existen sólo para nosotros y que quieren cavar hasta lo más recóndito de nuestro ser para sacarnos la verdad, lo que no queremos ver ni decir, pero que está escondido dentro de cada uno de nosotros.